viernes, 20 de junio de 2008

Fauna Ex-Promonal, corresponsalia de juergas y jolgorios.

Buenas noches queridos y queridas,

Acabo de llegar de una cena con mis amarillos ex compañeros de cuando trabajaba en Promonal, ha sido una de las mejores, mucho más desinhibidos hemos disfrutado de lo que tenemos de lo que atesoramos de nuestro pasado en común.

Me han mimado, alagado, alabado, estoy en una nube, me siento querido, reconfortado, acompañado, apoyado, tener que padecer un cáncer para disfrutar de lo que mis amarillos, mis amigos, me aportan, ¿como he podido ser tan burro durante tantos años? no tengo la menor duda de que hay pocos cambios en como ellos me tratan, el cambio principal es en como yo lo siento, como yo me comporto y las reacciones que eso produce en vosotros.

Esta noche me siento feliz, me falta poder darle a mis niñas el beso de buenas noches por lo demás poco más puedo pedir, lo que quería, saber disfrutar de la vida, ya lo he conseguido.

No me pierdo la oportunidad de presentarlos, por malmeter un poco ya me conocéis:


Vamos a ver si acertáis, solo con los que han estado esta noche, juguemos a quien es quien, Un holandés de Picasent, amante de los gadjets con un buen gusto inmejorable, un tierno de largo recorrido, una de esas personas que tienes que tratar mucho tiempo para ir pelando la cebolla y tras cada capa sorprenderte con una nueva persona. Uno sacado de un guión, aún por escribir, de Clean Estwood, uno de esos tipo camebert frito, dura corteza y cuando lo muerdes un majar al alance de pocos, ojo con quemarse que está recién salido de la sartén. Otro entrañable, el peluche que a todos nos gustaría tener entre nuestros amigos, ese tipo de persona al que todo el mundo conoce, todo el mundo quiere y aprecia, ese pozo sin fondo de curiosidades, itinerarios, gentes, amante contemplador de imposibles. Y mis chicas, encantadoras de almas, ese tipo de brujas buenas capaces de hechizar reuniones de viejos adustos y convertirnos en adolescentes añoradores de sus mimos, una tierna, perla escasa como el corazón del jabugo en su punto, madre laboral que ha cuidado de nosotros, nos ha protegido de nuestros clientes, de nuestros desastres de agendas y sobre todo de ese monstruo enfermizo llamado teléfono, otra la campanilla disfrazada de sargento de hierro, metro ochenta de bondad luchando cada día como Lancelot por su dama inalcanzable.

Bueno ya me tengo que ir a dormir por que no me aguanto, a los implicados: si le dais dos cervezas y una mistela a un tipo que lleva 7 meses sin probarlo luego no quejaros si escribe estas cosas sobre vosotros. Nos vemos en Lisboa.

Un abrazo,

Víctor

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